Frecuentemente las personas desconocen en qué situaciones se debe aplicar calor o frío sobre una lesión. Más allá de la aplicación de frío como analgésico, siempre existen dudas sobre cuándo corresponde modificar la temperatura de una zona lesionada.
Para empezar, es evidente que en muchos casos temperaturas opuestas generan resultados opuestos en los tejidos del cuerpo, por lo tanto hay circunstancias en las cuales el calor es indicado y el frío contraindicado y viceversa. Por ello vamos a explicar brevemente qué efecto provoca la temperatura en los tejidos y qué tener en cuenta para su aplicación.
Calor
La entrega de energía calórica es siempre un catalizador, o en otras palabras, un acelerador de los procesos químicos y físicos.
En el cuerpo, genera una aceleración de los procesos químicos de reparación de los tejidos a nivel celular, aumenta la flexibilidad de los tejidos, y genera también relajación muscular, lo que a nivel circulatorio resulta en vasodilatación (aumento del diámetro de arterias y venas), lo que aumenta el flujo sanguíneo, acelerando aún más los procesos metabólicos. Por este motivo su aplicación es recomendable en casi cualquier situación en la que existe una lesión. Cuando la vasodilatación es indeseable, es frecuente la aplicación de frío.
Frío
El frío es más comúnmente usado como analgésico, la manera en la que esto funciona es que al disminuir la temperatura en el cuerpo, la transmisión de estímulos nerviosos (sensibilidad y motricidad) disminuye.
Esto resulta en un umbral de dolor ampliamente aumentado, lo que se percibe como una disminución del dolor y la sensibilidad en general.
Otro efecto del frío es la contracción muscular, lo que a nivel circulatorio genera vasoconstricción (disminución del diámetro de arterias y venas), lo que disminuye el flujo sanguíneo.
Cuándo aplicarlos:
Mientras que ambos son útiles, el frío tiene indicaciones mucho más específicas, por lo que las vamos a mencionar primero.
Frío
Inflamación aguda (hinchazón, rubor, calor y dolor que aparecen en las primeras horas luego de una lesión).
- Cuando una zona está muy inflamada (una reacción inflamatoria excesiva), el edema o hinchazón comienza a generar daño mecánico en los tejidos. Dado que ese edema es causado por la vasodilatación refleja del cuerpo frente a una lesión (para intentar acelerar la reparación de los tejidos).
- Cuando la cantidad de líquido es demasiado grande y comienza a generar daños, aplicar frío y por lo tanto vasoconstricción, disminuye el edema y ayuda a normalizar la reacción inflamatoria exagerada.
Por otra parte la vasoconstricción disminuye la velocidad de reparación de los tejidos, por lo que una vez que la zona no demuestra calor y edema excesivo, corresponde no aplicar más frío.
Calor
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Frente a una lesión que ya culminó su proceso inflamatorio agudo
Una vez que el frío ya no es necesario, lo reemplazo por calor, ya que acelera el proceso de reparación tisular y por lo tanto ayuda a recuperar la lesión más rápido.
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Como relajante muscular
El calor relaja la musculatura, por lo que ayuda al tratamiento de dolores musculares y contracturas. El aumento de flexibilidad en los tejidos proporcional a la temperatura profundiza aún más el efecto relajante. Por otra parte, dado que el frío genera el efecto opuesto, nunca lo uso sobre las contracturas. Aunque inicialmente disminuye el dolor, sus efectos empeoran la situación a largo plazo.
En las únicas lesiones leves que evito el calor, más allá de la presencia de inflamación aguda, es en las heridas sangrantes.
Dado que no quiero aumentar el volumen de sangre en la zona, no aplico calor hasta que el coágulo sanguíneo se haya formado exitosamente o la herida sea cerrada por otros medios.
Cuidados al aplicarlos
Es importante evitar la aplicación de temperaturas extremas, dado que éstas generan daño tisular. Por eso aplico calor o frío moderados (debe sentirse tolerable y no generar dolor de contacto).
Por último, no debo aplicar temperaturas por demasiado tiempo, cuando el área afectada empieza a experimentar cambios de color marcados (palidez frente al frío, rubor frente al calor), retiro la aplicación y espero a que vuelva a la normalidad. El frío lo vuelvo a aplicar y retirar hasta que la inflamación aguda (calor, rubor, edema y dolor) cede.
Por su parte el calor se puede seguir aplicando y retirando a lo largo de días o incluso semanas hasta que la lesión se recupera.