Una de las preocupaciones principales al enfrentarse al procedimiento de la mamografía es el dolor experimentado durante la compresión de los tejidos, necesaria para una correcta observación radiológica.
A diferencia del resto de los procedimientos radiológicos, la mamografía necesita de equipamiento y procedimientos específicos. La imagen requiere una resolución muy elevada (equipamiento específico para mamografía) y la compresión de los tejidos (para lograr el contraste y penetración de los rayos X necesarios para observar estructuras de menor tamaño).
¿Existe alguna manera de disminuir el dolor durante el procedimiento?
La respuesta es sí, ya que la estructura corporal responsable de la mayor parte del dolor no es el tejido mamario, sino la musculatura pectoral (músculos del pecho).
El borde del músculo pectoral necesita formar parte de la imagen de la mamografía, ya que hay tejido mamario a su alrededor. Presionar esta musculatura suele generar dolor intenso, y aumenta a mayor tensión y acortamiento de la misma.
Es recomendable por lo tanto efectuar una relajación, masaje, y estiramiento de esta musculatura en los días y horas previas al procedimiento.
Masajes
Para masajear esta zona es recomendable buscar una postura cómoda, relajar el brazo del lado a masajear colocándolo junto al cuerpo, y con la mano contraria presionar suavemente a lo largo del músculo, buscando los puntos más dolorosos.
Una vez que estos puntos son encontrados, se debe presionar de manera sostenida sobre dichos puntos hasta que el dolor disminuya y el músculo se relaje. Si el dolor es muy intenso es necesario disminuir la presión hasta que sea tolerable.
Estiramientos
Para estirar la musculatura pectoral es necesario llevar los brazos hacia la mayor apertura posible, con las palmas de las manos hacia adelante.
Para ayudar al estiramiento se puede:
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Apoyar la mano contra una pared, el marco de una puerta o una columna, rotando suavemente el cuerpo en dirección contraria al brazo.
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Acostarse al borde de una cama y dejar caer el brazo con la palma hacia arriba.
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Abrir los brazos a la mayor amplitud posible (como dando un abrazo), acompañado de una respiración profunda, y luego dejarlos caer.
Al ascender o descender el brazo, se actúa en distintas zonas de la musculatura pectoral, por lo que se recomienda estirar en todo el rango articular, desde arriba de la cabeza hasta el costado de la cadera.
Si el estiramiento resulta demasiado intenso, es aconsejable disminuir la amplitud de la apertura.
Cuando se logra relajar exitosamente la musculatura, el dolor experimentado en la mamografía se ve considerablemente disminuido.